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5 consejos para el primer año en un conservatorio de música

Irse a la escuela de música en Bilbao es un momento emocionante. Parece que todo es posible, y lo es. Pero como todo lo que vale la pena hacer, dejar el hogar para entrar en el competitivo mundo de la escuela de música también tiene sus desafíos.

Los estudiantes de música forman parte de un grupo único de estudiantes. No vais a la universidad para averiguar lo que queréis. Sabéis lo que queréis: una carrera musical. Por lo tanto, es probable que estéis mucho más centrados que vuestros compañeros de otras escuelas o de otras disciplinas. Utiliza esa concentración y estos seis consejos para elaborar un plan para sobrevivir (y prosperar) durante tu primer año en una escuela de música o conservatorio.

1. Crea una rutina

La libertad y el alcance de las oportunidades disponibles en la universidad no tienen precedentes. Puede ser abrumador. No cabe duda de que querrás aprovechar algunas de estas oportunidades, pero para sacar el máximo provecho de las que persigas, necesitas una rutina.

Como estudiante de música, tu horario de cursos y ensayos ya está bastante reglamentado y diseñado para progresar de forma lógica y práctica. Sabes que tu desarrollo como músico requiere que construyas metódicamente sobre lo que estás aprendiendo, y no que saltes salvajemente de una cosa a otra.

Adopta ese mismo enfoque metódico para construir tu vida diaria en la universidad. Crear una rutina formal te mantiene centrado y comprometido con lo que decides emprender, lo que mejora tus posibilidades de éxito. También evita que te comprometas en exceso.

Tener una rutina que establezca cuándo te levantas y te vas a dormir, cuándo estudias, cuándo estás disponible para socializar, cuándo haces cualquiera de las actividades a las que debes dedicar un tiempo regular, también minimizará tu estrés. Sentirse sobrecargado y desconcentrado provoca ansiedad, que luego alimenta un círculo vicioso de más estrés y ansiedad. La mejor manera de reducir el estrés y eliminar la ansiedad es sentir que tienes el control de tu agenda. Así que toma el control de la misma.

2. Fomenta tu independencia

La universidad es la fase de tu vida en la que no sólo te preparas para tu profesión, sino que empiezas a aprender a ser un adulto independiente. No ignores a tu familia. Te quieren y quieren apoyarte (¡y saber de ti!).

Sin embargo, crecer de verdad en la universidad significa tomar decisiones por ti mismo, aclarar tus propias prioridades y mantener los compromisos que adquieres con los demás, todos ellos signos de que estás madurando a través de esta experiencia.

3. Construye una red

La independencia no significa hacer todo por tu cuenta. La universidad es el mejor momento para establecer una red de contactos. Quieres construir una red social que pueda apoyarte a través de los rigores de una carrera de música. También quieres construir una red profesional en ciernes que te ayude a crecer como músico y sea un recurso para ti una vez que dejes la universidad.

4. Controla tu ego

Pasar la audición y ser seleccionado para asistir a la universidad de música o al conservatorio de tu elección es un logro impresionante. Siéntete bien por ello. Pero cuando se trata de tus compañeros, eso no te hace especial. Todos los de tu clase también han pasado por el mismo exigente proceso de solicitud. Los grandes egos o las malas actitudes hacia tus compañeros sólo te alejarán de ellos.

Eso significa que no debes ser puntilloso ni sarcástico, sino que debes ofrecer una crítica constructiva cuando la tengas. Acepta sus críticas constructivas con gracia. No critiques las actuaciones o las obras que acaban de decir que les gustan. No finjas que ya no tienes que practicar las escalas o los fundamentos. Si te vuelves demasiado pretencioso o engreído, tus compañeros te dejarán en paz para disfrutar de tu propia compañía.

5. Encuentra un lugar para despejar tu mente

Aprovecha los descansos en medio de los ensayos. Busca la manera de salir un poco del mundo de la universidad musical para mantenerte fresco mientras estás bajo la presión de los ensayos, las clases y los exámenes constantes.

Tu espacio de respiro puede seguir siendo musical, pero separándolo de la escuela. Tal vez te unas a un grupo de música local, no vinculado a tu escuela. O puede ser algo no relacionado con la música: asistir a una institución religiosa o comprometerse con una obra de caridad. Tal vez sea una afición personal, como correr cada mañana o ir a ver una película semanal.

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